No estaba segura de ser aceptada y, si lo lograba, tal vez no me dejaba quedarme mucho tiempo. La verdad, no me importaba su dinero, yo solo quería ser desposada para poder cantar y comprarle su chochó-mil al niño. La criada por fin llegó a la puerta y al abrir notó mi inseguridad.
"No se preocupe, el Sr. Bonifacio dice que le gusta cualquier mujer que sepa cocinar, yo digo que en realidad se quedaría con cualquiera, pero con eso de que ahora se lo enseñan a todas como si fueran sumas y restas, no se ha dado el caso para restregárselo en la cara. Pase usted."
20.4.06
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